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domingo, 5 de octubre de 2014

Mi socio, ¿es mi socio o mi enemigo?

Cuando los conflictos en la relación societaria amenazan la continuidad del negocio.

Discrepancias societarias. 

Las dificultades de la relación entre los socios es una de las causas más frecuentes de pérdida de rentabilidad, cuando no de la disolución de la empresa.

Esta situación afecta tanto a pymes como a grandes empresas, a empresas familiares como a las que no lo son.

Seguramente conocemos experiencias de directorios conflictivos, donde la puja de poderes e intereses no se subordina al bien común (empresa), ni a las prácticas del buen hombre de negocios.

Si exploramos un poco en la memoria, también encontraremos ejemplos de pymes con la misma "enfermedad". Familias disueltas que ni se dirigen la palabra a causa de divergencias por negocios en común.

Por algo es que se han escrito ríos de tinta sobre aspectos legales de los conflictos societarios en la empresa.
Nosotros no vamos a abundar sobre ello.
Hablaremos de cómo impactan estas situaciones en la gestión de la empresa, y porqué la adecuada selección de los socios (con o sin aporte de capital), debe formar parte de la estrategia de la organización.

La familia,...... ay!, la familia.

Aquí me permito hacer una distinción: en el caso de empresas familiares, hay socios dados por el vínculo familiar, y eventualmente hay otros que no.
Los socios familiares vienen dados por el vínculo. Uno no los elige. Si el padre es el fundador de la empresa y los hermanos son los "herederos naturales", esa relación societaria no es elegida por ninguno de los hermanos. Un buen ejercicio sería repensar la organización, la estrategia, los roles y funciones de cada uno, y volver a elegirse en base a las capacidades, el valor agregado que cada uno aporta al negocio, y las voluntades y visiones en común. O no.

En cambio, cuando hay otros socios por fuera del vínculo familiar, éstos sí son socios elegidos.
Fueron elegidos por afinidad, por el aporte que podían realizar a la empresa (sea aporte de capital, know how para el desarrollo del negocio, etc,etc)
Si en estos casos hay conflicto, es porque hubo una mala elección. Y habría que replantear los criterios de selección.

La voluntad de formar una sociedad en virtud de la confianza reciproca entre los socios que integran la empresa se denomina Affectio Societatis.Y la falta de afinidad y confianza es una de las causas más comunes de disolución del vínculo societario.

El rol del director independiente.
Aportes.
Para que exista affectio societatis, los socios deberían compartir (al menos):

  • una buena relación personal.
  • la visión del negocio.
  • la estrategia a desarrollar.
  • los planes de acción a implantar.

Como estos puntos no son innatos, sino que se construyen cotidianamente, en mi experiencia ha resultado muy provechosa la construcción de un Directorio de Gestión, integrado por los socios y un director externo, que colabora generando consenso y aportando las mejores prácticas de la industria.
Este funcionamiento es una práctica de buen Gobierno Corporativo, que no solo facilita la toma de decisiones, sino que también ayuda en la generación de una visión compartida de la empresa y en el crecimiento del affectio societatis. 

Peligro: socios en conflicto.

Entre las razones de disolución de la sociedad, a la falta de afinidad, le siguen:
a) El conflicto de interés de alguno/s de los socios para con las metas y objetivos de la empresa.
b) El tratamiento desigual hacia los socios minoritarios.
Como sea, siempre es recomendable tener definido desde el origen del emprendimiento (y si es posible que esté incorporado en el Plan del Negocio), cuál va a ser el capital necesario, cómo se va a obtener, quiénes serán los socios iniciales, qué aporta cada uno, y cuáles serán los criterios de selección de nuevos (futuros) socios.

No es que estas sugerencias impidan que haya disenso y diferencias entre los socios, ya que esto es inherente a la naturaleza humana, y, bien entendidos, los diferentes puntos de vista ayudan a crear mejores decisiones.
Pero son fuertes mitigantes de conflictos graves, que pudieran afectar la continuidad de la empresa.

Evidentemente, el tema es muy amplio y excede las posibilidades de tratamiento en una nota de estas características, aunque esperamos que las propuestas descriptas hayan sido de vuestro interés.

Hasta el próximo post.

Federico Mondelo.

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